Escondido en la calle 7ma y Revolución. Mantiene su espíritu desenfadado e irreverente ante la moda de los restaurantes perfectos, donde nada está fuera de lugar. La comida y las tapas siempre riquísimas que no dejan dudas a no dejar ni las morusas
Este restaurante es un clásico de Tijuana, sin embargo ya no se encuentra en su lugar original. Actualmente está en un lugar muy cerca del original.
La paella es buena y los cortes de carne también. Recomiendo los champiñones al ajillo.
También recomiendo pedir el vino de la casa. La comida es muy buena.
El aspecto del restaurante es un poco desordenado. Hay muchos elementos decorativos dan la sensación de caos, pero fuera de eso, es cómodo.
La atención de los meseros es buena pero a veces sí se tardaron para traernos bebidas o tomarnos la orden. Fuera de eso, son muy amables.
El consumo por persona fue de 650 pesos, pero pedimos varios tragos de vino, wisky y ron blanco, lo que no se nos hizo caro.
DULCE JANETH VALDEZ VALERIO
+5
Excelente lugar! Me encantó! La comida, la música, el servicio y el concepto.
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