Un lugar que ofrece un menú poderoso.
Los chilaquiles con birria son ricos, las chalupas cumplidoras, pero les faltó algo de punch.
La cemita de barbacoa olía muy fuerte, algo descuidada en el proceso de horneado y especiado.
El servicio es excelente.
Desde que llegas al lugar se nota la disposición de los empleados, el vallet parking muy amable, *no tienen rampa para silla de ruedas pero se organizaron y lograron subir sin problema a mi familiar. El tiempo de espera no fue mucho, todo es muy colorido y bonito, nos tocó en la parte de la terraza y está muy agradable el ambiente (excepto si te toca hora de sol ya que puede llegar a molestar). El servicio fue rápido y todos los platillos estaban deliciosos, el costo en algunos es algo elevado para la porción pero en general todo vale la pena, respecto a las bebidas; el atole, el chocolate y el agua de tamarindo, muy rico todo a excepción del café de olla que sabía básicamente a un americano muy cargado, un plus es que cuando te llevan la cuenta te ofrecen un shot de rompope "gratis". Sin duda es un lugar familiar, hay niñeras y juegos para niños pequeños, pero por lo mismo no resulta molesto si es que solo vas a en pareja. Tienen un concepto definido y se defienden con sus sabores, definitivamente sí regresaría, con la experiencia de esta visita.
HORARIO DE COMIDA.
Bien en general, hay un jardín para los niños y la pasan bien. La comida creo que es aceptable. Nada espectacular. Me han recomendado más los desayunos. Regresaré para darle una segunda oportunidad.
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